30 de enero de 2015

H. INTERACTIVA - EL NUEVO AMANECER

No entiendo como he llegado hasta esta situación, encerrado en un piso con dos personas a la que apenas conozco y que lo único que nos une es el miedo y la soledad.
Desde hace una semana no ha parado de llover y lo único que podemos hacer durante todo el día es observar el caer de la lluvia sobre el asfalto en el que un día caminábamos, seguros, sin miedo.
Irene últimamente ha estado encerrada en sus pensamientos, pero no la culpo, la soledad que vivimos día a día solo se rompe por alguna breve charla.
El último integrante,David ,un hombre poco interesante que sobrevivió encerrado en el concesionario mientras todos a su alrededor se hiban para no volver, quizás alguno encontró algo mejor pero seguramente estén perdidos entre la multitud de infectados que asolan las calles, poco hablador y por lo que da a mostrar parece un problema más que una solución. Hasta ahora no he podido estar a solas con Irene pero tenemos que hablar sobre él, seguramente será un problema en el futuro, me entristece pensar así, me he vuelto insensible, frío, calculador. El mundo en el que vivo es un devorador de almas que lentamente te sumerge en el más profundo vacío, sin salida y ante ti la oscuridad más profunda que puedas imaginar.
Últimamente he reflexionado sobre el viaje a Francia y en mi pésame vislumbro un futuro incierto, si una lluvia nos ha dejado inmovilizados por varios días, como podríamos sobrevivir a la imprevisibilidad de más de 500 km. de terreno hostil y desconocido.
Siento que los párpados me pesan cada vez más, voy a discutir con la almohada mis preocupaciones.